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Festejan a la Virgen Morena en Zapotlán
Recorrido de carros alegóricos por las calles principales y celebración de la Santa Misa a las afueras del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.
Por: Eduardo Núñez
Este 12 de diciembre, en casi todos los rincones de México
celebran el día de la Virgen de Guadalupe, conmemorando los 483 años desde la
aparición al indio Juan Diego. Desde ayer comenzaron las celebraciones por los
peregrinos en diferentes lugares, y hoy desde temprana hora, muchos fueron los que peregrinaron hasta el 'cerrito de la virgen' en el municipio de Zapotiltic.
Se realizó el recorrido de los carros alegóricos en su
honor aquí en Zapotlán, alrededor de las cinco de la tarde, con la
participación cinco vistosos carros alegóricos, danzas y sonajeros, por las
principales calles de la ciudad.
Muy pocos respondieron con vestimenta blanca según la
convocatoria por obispos mexicanos en señal de compromiso para "trabajar
por la justicia y la paz" en el país.
La
historia de la Virgen de Guadalupe
Fuente: aciprensa.com)
Solo diez años después de la conquista de México, los
misioneros tenían poco éxito en la evangelización y conversión de los nuevos
pueblos, en gran parte por el mal ejemplo de los que llamándose cristianos,
abusaban de los nativos.
El 9 de diciembre de 1531 la Virgen se le apareció a un
humilde indio, convertido al cristianismo, llamado Juan Diego, en un lugar
denominado Tepeyac. María se presentó como “la perfecta siempre Virgen Santa María,
Madre del verdadero Dios”.
La Reina del Cielo le encomendó que en su nombre le pidiese
al Obispo Capitalino, el franciscano Juan de Zumárraga, la construcción de una
Iglesia en el lugar de la aparición.
El Obispo no aceptó la idea y la Virgen le pidió que
insistiera. Al día siguiente, Juan Diego volvió a encontrar al Prelado, quien
lo examinó en la doctrina cristiana y le pidió pruebas objetivas del prodigio.
El martes 12 de diciembre, la Virgen se le presentó y
consoló a Juan Diego diciéndole “No temas...”
porque su tío ya estaba curado. Luego lo invitó a subir a la cima de la
colina del Tepeyac para que recogiera flores y se las trajera.
A pesar de la estación invernal y la aridez del lugar, San
Juan Diego encontró flores muy hermosas y la colocó en su “tilma”. La Virgen
entonces le mandó que se las presentara al Obispo.
Estando frente al Prelado, el Santo abrió su “tilma” y dejó
caer las flores. En el tejido apareció la imagen de la Virgen de Guadalupe y el
Obispo y demás presentes cayeron de rodillas con gran asombro. Luego el Obispo
pidió perdón.
Al día siguiente fueron al monte del Tepeyac, donde de
inmediato la gente se ofreció para elevar el templo. Juan Diego pidió permiso y
fue presurosamente a ver a su tío Juan Bernardino, que había estado muy grave
de salud, y al llegar vio que su pariente estaba recuperado.
Allí Juan Diego le contó lo sucedido y el tío respondió
diciendo que la Virgen también se le había aparecido y que Ella le había pedido
que contara lo de su curación al Obispo.
Con el manto, la Virgen trajo reconciliación entre nativos
y españoles porque con los símbolos que allí aparecen, las dos culturas podían
entender perfectamente el mensaje del Cielo. De igual modo, les ayudó a
comprender que la fe cristiana no es propiedad de nadie, sino un don de amor
para todos.
En los 7 años después de las apariciones, hubo una
conversión de 8 millones de nativos. Lo que es un promedio de 3 mil hombres
diarios y que hace recordar a la predicación de San Pedro en el día de
Pentecostés, en el que también se convirtieron 3 mil hombres aquella fecha.
Cada año se acercan a la venerada imagen alrededor de 20
millones de fieles y en el día de su fiesta, se calcula que casi tres millones
acuden al santuario.
“Mucho quiero, ardo en deseos de que aquí tengan la bondad
de construirme mi templecito, para allí mostrárselo a ustedes, engrandecerlo,
entregárselo a Él, a Él que es todo mi amor, a Él que es mi mirada compasiva, a
Él que es mi auxilio, a Él que es mi salvación”, dijo la Virgen de Guadalupe a
San Juan Diego.
“Porque en verdad yo me honro en ser madre compasiva de
todos ustedes, tuya y de todas las gentes que aquí en esta tierra están en uno,
y de los demás variados linajes de hombres, mis amadores, los que a mí clamen,
los que me busquen, los que me honren confiando en mi intercesión. Porque allí
estaré siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza, para purificar,
para curar todas sus diferentes miserias, sus penas, sus dolores”, añadió la
Madre de las Américas.
Fuente: La historia de la Virgen de Guadalupe \ Aciprensa.com